En Chile, la seguridad de la industria logística enfrenta una situación alarmante debido a la actividad sistemática de bandas criminales vinculadas al narcotráfico que han convertido el robo de camiones en una problemática recurrente y de alta peligrosidad. Una investigación reciente de un noticiero nacional evidenció cómo estas organizaciones operan en sectores clave como el puerto terrestre de Los Andes y el Mercado Cardonal de Valparaíso, movilizando grupos de entre 8 y 10 personas para ejecutar ataques que han aumentado exponencialmente en los últimos años.

Solo en 2024, estos sectores registraron más de 60 ataques a conductores, con un incremento del 150% respecto al año anterior, y en 2025 la tendencia continúa en ascenso, con un aumento del 31% en los robos en los últimos seis meses. Las cifras de la aseguradora Viento Sur Seguros indican que la Región Metropolitana es la zona más afectada, con un 47% de los casos, seguida por el norte del país con un 26%, y otras regiones con porcentajes menores.

Los tipos de delitos se han sofisticado, incluyendo interceptaciones en tránsito, uso de bloqueadores GPS, desacople de remolques, falsos retenes y obstrucción vial, hechos que han provocado en las empresas pérdidas millonarias, daños reputacionales y un aumento en las primas de seguros, que en algunos casos llegan hasta un 40%. La vulnerabilidad se agudiza en una industria donde, actualmente, alrededor del 30% de las empresas de transporte no cuentan con monitoreo activo de flota, dejándolas como blancos fáciles y dificultando el acceso a coberturas ante siniestros.

El robo de mercancías específicas, como tecnología, alimentos, vestuario y bebidas alcohólicas, es particularmente preocupante, en especial el incremento del 47% en el robo de salmón durante los últimos dos años, reflejando la especialización y la magnitud del problema.

Desde la industria aseguradora, se han desarrollado productos especializados que incluyen coberturas contra robo violento, protección con tecnología de rastreo y protocolos de seguridad, con el objetivo de reducir el impacto de estos delitos y ofrecer una respuesta rápida a las empresas afectadas. Sin embargo, la complejidad de estas acciones requiere un compromiso constante y colaborativo por parte de todos los actores involucrados.

La situación plantea una reflexión necesaria sobre la vulnerabilidad estructural de nuestra cadena logística y la importancia de fortalecer las medidas de seguridad no solo para proteger las mercancías, sino también a quienes trabajan en estas condiciones de riesgo. La delincuencia organizada no solo afecta las finanzas y operaciones de las empresas, sino que también pone en el centro del debate el rol del Estado y la sociedad en la protección del transporte y la economía nacional. 

Como empresa dedicada al transporte de carga, desde [Transportes Pezzola] pedimos que las autoridades responsables tomen conciencia de la gravedad de esta problemática y potencien estrategias integrales de seguridad, cooperación interinstitucional y fortalecimiento del sector asegurador, para que la protección del transporte no sea solo responsabilidad de las empresas, sino un compromiso colectivo que garantice la sostenibilidad y seguridad de nuestra industria logística.