Transportes Pezzola, como empresa de transporte, desea poner en conocimiento público su preocupación por la situación actual del sector y la necesidad de abordar los desafíos de manera integral y colaborativa, con el objetivo de asegurar la eficiencia y sostenibilidad del transporte de carga terrestre en Chile.
El transporte de carga terrestre en Chile, vital para la economía y el comercio exterior, enfrenta desafíos clave: seguridad en las rutas, escasez de conductores e infraestructura vial insuficiente. A pesar de su importancia, este sector crucial para el flujo de mercancías y la generación de empleos directos e indirectos, se enfrenta a brechas significativas. Sin embargo, se observa una creciente conciencia sobre la necesidad de transformación estratégica y urgente.
Según datos del Servicio Nacional de Aduanas, el transporte terrestre movilizó más de 4.021 millones de kilos entre enero y marzo de este año, representando un aumento del 16,9% respecto al mismo período de 2024. Este crecimiento subraya su relevancia en la logística regional y su impacto económico y laboral. El sector genera aproximadamente 250.000 empleos directos y contribuye cerca del 5% del PIB.
SEGURIDAD: UN DESAFÍO CRECIENTE
El transporte de carga terrestre, responsable del 95% del movimiento de mercancías en Chile (aproximadamente 700 millones de toneladas anuales, según la Confederación Nacional de Dueños de Camiones – CNDC), enfrenta una creciente problemática de seguridad. A los riesgos históricos en rutas interurbanas, se suma el aumento de robos en entornos urbanos, con un incremento del 31% en 2024.
Empresas del sector han experimentado un aumento significativo en los costos de seguridad (15% a 20% en los últimos años), impactando directamente sus operaciones. En algunas regiones, como La Araucanía, las aseguradoras se niegan a cubrir el transporte debido al alto riesgo. Esto obliga a las empresas a implementar medidas más costosas, como camiones blindados, para proteger cargas valiosas.
Las bandas criminales, con «inteligencia logística», estudian rutas, identifican puntos vulnerables y ejecutan robos en momentos críticos. El impacto de la inseguridad se extiende más allá de la pérdida de mercancías, incluyendo interrupciones operacionales, aumento de primas de seguros, daños a vehículos y el estrés de los conductores. Esto agrava la situación de escasez de conductores, que ya enfrenta un déficit estimado de 10.000 choferes.
Si bien se han implementado operativos conjuntos y protocolos de seguridad, se requiere una mayor coordinación y ampliación de estas acciones. Se proponen incentivos para tecnologías de rastreo, cámaras de seguridad y sellos inteligentes, junto con la colaboración municipal para reforzar la vigilancia en centros logísticos urbanos.
La seguridad en el transporte de carga es crucial para la eficiencia del sistema logístico y la economía del país. Garantizar rutas seguras es una necesidad estratégica, dado el impacto del sector en el PIB.
ESCASEZ DE CONDUCTORES: UN OBSTÁCULO SIGNIFICATIVO
La escasez de conductores se ha convertido en un problema crítico para el sector, con un déficit que supera los 10.000 a nivel nacional. La tradición familiar en el oficio de camionero ha disminuido, y la percepción de inseguridad desincentiva a las nuevas generaciones.
El trabajo de conductor profesional requiere habilidades técnicas y humanas de alto nivel. Implica dominar la normativa vial, gestionar el tiempo, operar sistemas de monitoreo y telemetría, además de poseer resistencia física y mental. El conductor también juega un rol humano, transportando la confianza del cliente y el abastecimiento de comunidades.
Las nuevas tecnologías en los camiones exigen nuevas competencias, creando una brecha en la industria. El 60% de las empresas del sector considera la capacitación de conductores como prioridad para 2025, pero el acceso a programas especializados es limitado.
La falta de conductores implica menos camiones en circulación, plazos de entrega más largos y mayores costos logísticos. Un déficit del 30% en conductores puede aumentar los costos de transporte en un 15%, afectando el precio final de los productos.
Los gremios proponen un plan integral que combine seguridad en rutas, incentivos económicos y programas de formación, incluyendo modelos internacionales con becas, bonos de retención y campañas para revalorizar la figura del conductor.
DESAFÍOS DE INFRAESTRUCTURA VIAL
La infraestructura vial en Chile, con una extensa red de carreteras, aún presenta desafíos significativos. Si bien la red vial abarca más de 85.980 km, solo 21.289 km están pavimentados y 3.347 km tienen doble calzada. Esta situación limita el flujo eficiente de carga pesada, genera cuellos de botella y aumenta los costos operativos.
Las rutas estrechas y congestionadas afectan los tiempos de entrega y elevan el riesgo de accidentes. En regiones aisladas, la falta de conectividad dificulta el abastecimiento durante eventos climáticos.
El país ha iniciado inversiones significativas en infraestructura vial, con proyectos concesionados y un enfoque en sostenibilidad. El Ministerio de Obras Públicas (MOP) alcanzó un récord de inversión en el primer semestre de 2025. Se están desarrollando ampliaciones de doble calzada, corredores logísticos regionales, mejoras en puentes y pasos internacionales, y obras de mitigación.
Sin embargo, los expertos señalan que el desarrollo de la infraestructura vial es un proceso continuo. Es crucial construir mejor, respetar cronogramas, garantizar estándares de calidad, integrar sistemas inteligentes de gestión de tráfico y fortalecer la coordinación regional.
La seguridad, la disponibilidad de conductores y la infraestructura vial son componentes interconectados que impulsan la economía chilena. Una falla en cualquiera de ellos impacta la continuidad operativa, los costos logísticos y la competitividad. Se requiere una acción conjunta entre el Estado, los gremios y las empresas, que combine políticas públicas sólidas, inversión continua y programas de formación y reconversión laboral. La urgencia es evidente: cada día que se posterga una solución, se expone la cadena de abastecimiento a riesgos y se pierde terreno en la consolidación de Chile como un hub logístico moderno y seguro.

