La Confederación Nacional de Dueños de Camiones de Chile (CNDC) ha alzado su voz en una serie de inquietudes relacionadas con la segunda licitación de la Ruta del Itata, prevista para ser adjudicada el 11 de octubre de 2024. Este importante proyecto, que abarca 96 kilómetros en las regiones de Ñuble y Biobío, está valorado en 594 millones de dólares y contará con un periodo de concesión de 45 años, de acuerdo con informes del Ministerio de Obras Públicas (MOP).
Entre las principales preocupaciones expresadas por la CNDC se destaca la omisión de “áreas de descanso para el transporte mayor”, un elemento que consideran esencial para la seguridad vial. El presidente de la CNDC, Juan Araya, subrayó que la ausencia de estos espacios de descanso pone en riesgo la seguridad de los conductores de camiones, quienes enfrentan largos períodos de conducción. Según la legislación vigente, estos profesionales deben efectuar un descanso de dos horas tras cinco de conducción. “No estamos hablando de zonas para aparcar autos. Es lo mínimo que se pide”, puntualizó Araya.
Los datos sobre el tráfico en la zona son significativos: el peaje de Aguas Amarillas registra más de 11,500 vehículos diarios, muchos de ellos de alto tonelaje. La falta de áreas adecuadas para el descanso de camiones, que son fundamentales para garantizar la seguridad de los conductores y de todos los usuarios de la vía, es una preocupación legítima y apremiante.
Además, la CNDC manifestó la necesidad de clarificar el sistema de peajes que se implementará en la nueva autopista. A pesar de que las condiciones económicas del proyecto mencionan montos y un ingreso total superior a 36 millones de UF, no se han proporcionado detalles sobre cómo se calcularán esos peajes. En tiempos recientes, el entonces ministro del MOP se comprometió a abordar los altos costos de peajes existentes y a implementar políticas más transparentes sobre las tarifas. La CNDC exige que se brinde la información necesaria, afirmando que “los usuarios tenemos derecho a saber”.
Desde [Transportes Pezzola] deseamos destacar la importancia de la seguridad en la infraestructura vial y la necesidad de implementar políticas que garanticen no solo la eficiencia del transporte, sino también el bienestar de quienes lo realizan. Conforme se aproxima la adjudicación de este proyecto, es fundamental que se consideren las preocupaciones de los gremios del transporte terrestre para asegurar que la Ruta del Itata no solo sea una obra de inversión, sino también un modelo de seguridad y transparencia.