En [Transportes Pezzola]deseamos poner en relevancia cuales los principales problemas que enfrenta el transporte terrestre de carga en Chile, desafíos significativos que amenazan su sostenibilidad y crecimiento. Entre los principales problemas destacan la inseguridad en las carreteras y la

, factores que impactan tanto la operatividad del sector como su desarrollo a nivel nacional.

La inseguridad en las rutas chilenas ha sido una preocupación permanente. Los incidentes de violencia, robos y atentados, especialmente en la Macrozona Sur, generan un clima de temor entre los transportistas. Según la Confederación Nacional de Dueños de Camiones de Chile (CNDC), desde 1998 se han reportado cerca de 2.000 camiones quemados, con un aceleramiento en estos hechos a partir de 2019. No obstante, en los últimos años, se ha observado una disminución significativa: en la Cuenta Pública de junio de 2025, el presidente Gabriel Boric destacó una caída de más del 70% en lesionados y ataques incendiarios, así como una reducción del 82% en inmuebles incendiados.

A pesar de estos avances, el sector permanece en alerta. Un ejemplo destacado fue el ataque ocurrido en abril de 2025, cuando se quemaron 50 maquinarias en la Central Hidroeléctrica Rucalhue, en la región del Biobío. Estos incidentes generan incertidumbre y afectan gravemente a los empresarios. José Villagrán, presidente de Fedesur, señala que “la seguridad en carretera es nula” y que los camioneros deben realizar un esfuerzo sobrehumano solo para salir a trabajar, con la constante amenaza de no regresar a casa. La robación de mercancías y camiones también es un problema recurrente que aumenta los costos y riesgos para las empresas.

La inseguridad no solo implica riesgos físicos, sino que también tiene repercusiones económicas: dificulta la obtención de seguros, incrementa los costos operativos y reduce la competitividad del sector. Los pequeños empresarios son particularmente vulnerables, ya que un robo o accidente puede significar el fin de su negocio.

Junto a estos problemas, el sector enfrenta una aguda escasez de conductores capacitados. La CNDC estima que faltan hasta 10.000 profesionales, debido a cambios en la oferta laboral y a las transformaciones tecnológicas. Históricamente, la conducción de camiones era una tradición familiar transmitida de generación en generación, pero en las últimas décadas ese relevo se ha diluido. José Miguel Gelvez, gerente de Transportes Nazar, explica que “los hijos de los conductores ya no quieren serlo, prefieren estudiar”, lo que genera un déficit en la renovación de operadores.

Asimismo, los conductores actuales enfrentan dificultades para adaptarse a flotas cada vez más tecnológicas y digitalizadas, que exigen conocimientos específicos. La inseguridad en las rutas agrava esta problemática, ya que los conductores víctimas de delitos deben atravesar procesos de recuperación que afectan su disponibilidad y disposición para seguir en la profesión. Javiera Labbé, gerente de Transportes Labbé, señala que “si no hay seguridad para ellos, no pueden viajar tranquilos”, lo cual genera estrés, afecta su calidad de vida y disminuye el interés en la labor.

El presidente de Fedesur afirma que existe un déficit del 30% en conductores y que, en condiciones normales, la actividad sería atractiva, pero los riesgos asociados la han vuelto poco deseable. La tradición familiar en el rubro, que antes unía a varias generaciones, hoy se ve debilitada, dificultando la renovación del sector.

Frente a estos desafíos, es fundamental que las autoridades y los actores privados colaboren en fortalecer las medidas de seguridad, la inversión en capacitación y la modernización tecnológica. La innovación en la industria, como la electromovilidad y las plataformas digitales, puede ser una vía para hacer del transporte de carga en Chile una actividad más segura, eficiente y sustentable.

Para concluir, la inseguridad y la escasez de conductores son obstáculos que amenazan el crecimiento del transporte terrestre en Chile. Sin embargo, con un esfuerzo conjunto y políticas públicas enfocadas en la protección de los trabajadores y en incentivar el relevo generacional, el sector tiene el potencial de superar estos retos y convertirse en un motor clave para el desarrollo económico del país. La vía hacia un transporte más seguro, eficiente y sustentable requiere compromiso, innovación y una visión a largo plazo que valore tanto la seguridad de quienes trabajan en el sector como la viabilidad de su crecimiento en el futuro. Solo a través de un compromiso conjunto entre sector público y privado será posible afrontar estos desafíos y asegurar un transporte terrestre que contribuya efectivamente al desarrollo integral de Chile.