Los desafíos que enfrenta Chile en sus puertos y transporte terrestre evidencian la urgente necesidad de adoptar una visión estratégica y coordinada en la gestión logística nacional. La infraestructura portuaria de la zona central se acerca a su límite operativo, poniendo en relieve la importancia de modernizar y ampliar sus capacidades. Aunque el crecimiento de la carga se ha desacelerado en los últimos años, esta pausa momentánea no debe ser motivo de complacencia, ya que una recuperación de los flujos podría agravar las restricciones existentes, afectando la competitividad del país. Los cuellos de botella en atracaderos, accesos terrestres y procesos documentales, junto con la deficiente integración tecnológica, perpetúan la ineficiencia y elevan costos, minando la competitividad internacional. En el transporte terrestre, los obstáculos del deterioro de vías, la baja digitalización y la escasez de conductores reflejan un sistema que requiere innovar y modernizarse rápidamente, mientras que en el ámbito ferroviario, la infraestructura y la digitalización aún presentan profundas brechas.

Frente a este panorama, la digitalización y la creación de una política logística nacional robusta son fundamentales. La colaboración público-privada, guiada por un liderazgo interministerial, puede facilitar la alineación de las acciones y garantizar la continuidad de proyectos estratégicos, como el Puerto Exterior de San Antonio y el corredor ferroviario de EFE Trenes de Chile. La experiencia y propuestas por expertos, subrayan que la transformación digital, la estandarización de procesos, la gobernanza clara y la integración de plataformas tecnológicas serán clave para lograr una logística más eficiente, segura y transparente.

En [Transportes Pezzola] no interesa generar reflexión , estos desafíos representan no solo obstáculos, sino también oportunidades de innovación y crecimiento para Chile. La construcción de un sistema logístico integrado, resiliente y competitivo requiere esfuerzo conjunto, inversión sostenida y un liderazgo que promueva la diálogo y colaboración entre todos los actores. Solo mediante un compromiso decidido con la modernización y una gestión eficiente, Chile podrá reducir costos, mejorar tiempos y consolidarse como un actor relevante en el comercio internacional, asegurando así un desarrollo más inclusivo y sustentable para su economía y su población. y sus actores económicos.